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A CONTINUACIÓN PRESENTAMOS UNA COPIA DE LA TESIS "FERTILIZACION EN ROSA MOSQUETA (Rosa rubiginosa L.) BAJO CONDICIONES DE SECANO", PARA LA OBTENCIÓN DEL TÍTULO DE INGENIERO AGRÓNOMO, EN LA FACULTAD DE AGRONOMÍA DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN (CAMPUS CHILLÁN), CHILE. ESPERAMOS SEA DE UTILIDAD A QUIENES SE INTERESEN EN EL TEMA DEL CULTIVO DE LA ROSA MOSQUETA EN FORMA ARTIFICIAL, O BIEN, A QUIENES REQUIERAN DE ALGUNA INFORMACIÓN AL RESPECTO. Para conocer la Rosa Mosqueta (Rosa rubiginosa L.) aquí se muestran algunas imágenes: Botón floral de Rosa Mosqueta. Flores de Rosa Mosqueta. Cinorrodón* de Rosa Mosqueta. * El cinorrodón, es una estructura que se desarrolla una vez que el óvulo de la flor es fecundado y el receptáculo se desarrolla elípticamente para formar la estructura que se muestra en la foto. En términos comerciales se le llama fruto, pero en realidad los frutos verdaderos son las pepas o aquenios que están contenidas dentro del cinorrodón, tal como muestra la foto a continuación. (En la tesis se menciona como fruto) Cinorrodón con aquenios (fruto verdadero) en su interior. Cascarilla de Rosa Mosqueta. Bien, ahora que ya conocen algo de la Rosa Mosqueta los invitamos a revisar el documento (Todos los cuadros con resultados se encuentran al final): FERTILIZACION EN ROSA MOSQUETA
(Rosa rubiginosa L.) BAJO CONDICIONES
DE SECANO FERTILIZATION
IN ROSE HIPS (Rosa rubiginosa L.)
UNDER DRY LAND CONDITIONS Palabras adicionales: Nitrógeno,
Fósforo, Potasio, Cascarilla. RESUMEN Para
determinar la respuesta de la rosa mosqueta (Rosa rubiginosa L.) a la fertilización, en su primera temporada de
producción, se realizaron 2 ensayos, con diversos tratamientos de N, P y K,
durante la temporada 97/98. Los ensayos se efectuaron en la empresa “Sociedad
Agrícola y Forestal Casino”, ubicada en la ciudad de Chillán. Se evaluó
crecimiento vegetativo, rendimiento y calidad de frutos. En general, la
respuesta presentada por las plantas a la fertilización no fue lo
suficientemente clara como para justificar dicha práctica en la primera
temporada de producción de la rosa mosqueta. El crecimiento vegetativo y
calidad de los frutos no se vio afectada por la fertilización. Abstract In order to determine the response of rose hips (Rosa rubiginosa L.) to fertilization, in the first season of production, two trials were carried out, with different treatments with N, P and K, during the season 97/ 98. The trials were conducted at the "Sociedad Agrícola y Forestal Casino" company, located in Chillán. Vegetative growth, yield and quality of fruits, were evaluated. In general, the response presented by the plants to fertilization was not clear enough in order to justify this practice in the first season of rose hips production. The vegetative growth and quality of fruits was not affected by fertilization. INTRODUCCION. La
rosa mosqueta (Rosa rubiginosa L.), es
originaria de Europa central, Polonia, Balcanes, Hungría, Rusia y el Cáucaso.
Fue introducida a Chile por los conquistadores y actualmente cubre en forma
natural una vasta región del país, principalmente en suelos de secano y de
baja calidad agrícola (Sudzuki, 1992).
La rosa mosqueta es una especie naturalizada, cuyo fruto se recolecta de
plantas silvestres que crecen entre la VII y IX Regiones, en sectores
erosionados de suelos de secano, con muy pocas alternativas agrícolas rentables
y, por ende, de bajos recursos económicos.
En nuestro país, la podemos
encontrar desde la provincia de Santiago hasta la provincia de Aisén, en
terrenos no cultivados (Berti y Joublan, 1997).
Según Sudzuki (1992), la rosa mosqueta ocupa alrededor de 15 000 há en
nuestro país, de las cuales 9
000 há se distribuyen en la Región del Bío-Bío.
Medel (1979), afirma que se encuentra entre los arbustos frutales,
posibles de cultivar, con mayores posibilidades de éxito, principalmente en el
sur de Chile por las características agroecológicas apropiadas, manejo
cultural relativamente simple, mayor incorporación de trabajo y amplias
posibilidades de mercado interno y externo para productos con diferentes grados
de industrialización.
Su importancia económica radica en el fruto, que posee excelentes
características organolépticas y, principalmente, por su alto contenido de ácido
ascórbico, el cual varía entre 30-34 mg g-1 de peso seco (Rouhani et
al., 1976).
Los componentes del fruto de la rosa mosqueta, como pulpa, cascarilla
(pulpa deshidratada), concho (subproducto del procesamiento de la cascarilla),
pelos y “semillas” (aquenios), se utilizan en forma diversa. Se pueden usar
en la fabricación de mermeladas, jaleas, sopas, bebidas y también en la
obtención de pigmentos y esencias. Además, se le atribuye una serie de
propiedades medicinales (Sudzuki, 1992).
Según Voullieme y Hiriart (1978), el aquenio, a veces mal llamado
semilla, puede ser aprovechado como alternativa alimentaria a nivel pecuario. En
este sentido, la fracción más importante desde el punto de vista nutricional
sería el extracto etéreo, el cual aporta una parte muy importante de la energía
bruta.
La exportación de rosa mosqueta ha adquirido un gran dinamismo en el último
tiempo, lo que se ve reflejado en un aumento de los volúmenes exportados y el
mejor precio pagado a los recolectores. Además, se ha visto que la rosa
mosqueta chilena es preferida por los importadores debido a que posee menos
elementos contaminantes como metales pesados y radioactividad, como es el caso
de Chernobyl, en Rusia (Berti y Joublan, 1997).
El principal país importador de rosa mosqueta es Alemania, donde se
utiliza para la fabricación de bebida en reemplazo del té y productos para la
industria farmacéutica y cosmetología. Otros países importadores son Estados
Unidos, Suecia y Suiza (Sudzuki, 1992).
De acuerdo a Berti y Joublan (1997), en Chile, la comercialización de la
rosa mosqueta está constituida, básicamente, por tres elementos que son: -Recolectores: personas de bajos recursos que cosechan, a veces, sin autorización, en predios particulares. -Acopiadores:
personas que mantienen cierta relación con las empresas exportadoras,
obteniendo ganancias que van de un 20 a un 30% del precio de compra. -Empresas
exportadoras: que procesan el producto para obtener la cascarilla, principal
producto de exportación.
El cultivo de la rosa mosqueta es una alternativa válida para
materializar la reconversión agrícola de algunas zonas, gracias a su buena
adaptación a condiciones de secano. Sin embargo, no se ha podido sustentar como
tal, debido a que no existe un cultivo planificado. Una de las causas
principales de esto es la falta de un método fácil de multiplicación de la
especie y la obtención de una población homogénea, que permita llegar a un óptimo
de producción y rentabilidad (Acevedo, 1997).
Por el hecho de ser una planta tradicionalmente silvestre, existe muy
poca información sobre el manejo agronómico que requiere. Sin embargo, Sudzuki
(1992), afirma que prácticas culturales como escardas y podas son beneficiosas.
En cuanto a la nutrición mineral de la rosa mosqueta, Sudzuki (1992),
afirma que ésta responde a las aplicaciones de N, P y K. Sin embargo, reacciona
mejor al guano, reforzado cada dos años con P y K. Además, en estudios en la
VIII Región se observó que la calidad del fruto era mucho mejor si provenía
de suelos más ricos en P y materia orgánica, como lo es desde San Nicolás, al
norte de Chillán, hasta Minas del Prado, al oeste de Chillán (Sudzuki, 1992).
Sin embargo, la fertilización de la rosa mosqueta no parece ser un tema de
importancia, ya que por falta de mayores estudios al respecto y la escasa
existencia de huertos industriales, es difícil acceder a referencias que
permitan hacer una recomendación válida en este sentido. De hecho, Berti y
Joublan (1997), en su análisis de rentabilidad de la rosa mosqueta, con una
proyección de 10 años, no incluyen la fertilización como costo del cultivo,
aspecto que es primordial en la mayoría de los frutales.
El objetivo de este trabajo fue determinar el efecto de la fertilización
en plantas de rosa mosqueta de segundo año (primera producción), cultivadas en
secano, tanto en su crecimiento vegetativo como en producción y calidad de
frutos, mediante el empleo de dos ensayos con distintos tratamientos de nitrógeno,
fósforo y potasio. MATERIALES Y METODOS. La
presente investigación
se llevó a cabo en la empresa “Sociedad Agrícola y Forestal Casino
Ltda.”, ubicada en la localidad de Chillán, durante las temporadas 96/97 y
97/98, como parte del proyecto FONTEC 95-0491.
Se realizaron dos ensayos, para los cuales se utilizó plantas de la
especie Rosa rubiginosa L.,
provenientes de semilla, llevadas a terreno el 25 de julio de 1996. Ambos
ensayos se efectuaron bajo condiciones de secano. El
diseño de plantación empleado fue de 3 m entre hileras y de 1.5 m sobre
hileras.
De acuerdo a análisis, efectuado en el Departamento de Suelos de la
Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, el suelo es de textura
franca a franco arcillosa, pH de 6.15 a 6.30. El análisis de suelo arrojó
niveles bajos de nitrógeno (1.8 a 3.5 mg kg-1 de N-NO3) y
fósforo (8.5 a 8.9 mg kg-1 de P), mientras que niveles bajos a
medios de potasio (116 a 200 mg kg-1 de K), de acuerdo a tres
muestras analizadas. Algunos sectores presentaron problemas de drenaje (Ensayo I).
Los fertilizantes empleados fueron Urea, Superfosfato Triple y Sulfato de Potasio, con 45% de N, 46% de P2O5 y 50% de K2O, respectivamente (SQM, 1985). El primero, aplicado en dos parcialidades, mientras que los dos últimos, al momento de plantación. Las dosis de nitrógeno se repitieron para ambas temporadas y el fósforo sólo se aplicó en la plantación junto al potasio. La cosecha de frutos se efectuó el 18 de Marzo de 1998. Ensayo I. Se
emplearon 10 tratamientos (incluyendo un testigo o tratamiento 1), los cuales se
indican en el Cuadro 1. Los tratamientos se realizaron para observar la
respuesta a la fertilización con N, P y K, ya sea en forma separada como en
distintas combinaciones entre ellos. Ensayo II. Se
emplearon 7 tratamientos (incluyendo un testigo o tratamiento 1), los cuales se
indican en el Cuadro 2. Los tratamientos se realizaron para observar la
respuesta, principalmente, a distintas dosis de N. Evaluación. En
ambos ensayos se evaluó crecimiento vegetativo, rendimiento y calidad. Las
evaluaciones se realizaron en la temporada 97/98.
Para evaluar crecimiento vegetativo se consideraron los siguientes parámetros:
crecimiento total de los brotes de la temporada; número de brotes de la
temporada; longitud promedio de los brotes de la temporada. Se contabilizó el número
de brotes (hijuelos y retoños) por planta y se midió cada uno de ellos, para
así, obtener el crecimiento total (por planta) mediante la suma de las
respectivas longitudes. Luego, al tener crecimiento total y número de brotes
por planta, fue posible calcular la longitud promedio de los mismos.
Para evaluar rendimiento se consideraron los siguientes parámetros: Peso
fresco de frutos por planta y número de frutos por planta. Para
evaluar calidad se consideraron los siguientes parámetros: diámetro polar de
los frutos; diámetro ecuatorial de los frutos; grosor de pulpa; contenido de ácido
ascórbico, determinado mediante el método AOAC (1969); rendimiento de
cascarilla. La cascarilla corresponde al receptáculo maduro, deshidratado y sin
semillas (Sudzuki, 1992). Para obtener rendimiento de cascarilla se calculó la
relación entre el peso del producto deshidratado (sin semillas) con respecto al
peso fresco. Esta relación se expresa en porcentaje. Diseño experimental. Ambos
ensayos se realizaron con un diseño de bloques completos al azar, con cuatro
repeticiones por tratamiento. La unidad experimental fue de 6 plantas por
repetición, de las cuales se evaluaron 4.
Para determinar posibles diferencias entre tratamientos, se efectuó un
análisis de varianza (ANDEVA) y se utilizó el Test de Diferencias Mínimas
Significativas, a fin de establecer diferencias entre las medias, teniendo como
nivel de significancia un 5% (Steel y Torrie, 1980). RESULTADOS Y DISCUSIÓN. Ensayo I. En el
cuadro 3, aparecen los resultados obtenidos para los parámetros de crecimiento
vegetativo: Crecimiento total de los
brotes de la temporada:
Los resultados obtenidos arrojaron algunas diferencias significativas, pues los
tratamientos 6, 4 y 9 mostraron un mayor crecimiento total de los brotes en
relación con los tratamientos 5 y 10, que tuvieron una respuesta
significativamente menor. Sin embargo, al comparar todos los tratamientos con el
testigo (Tratamiento 1), no se observa diferencias significativas, por lo que no
se puede hablar de una influencia clara de la fertilización en el crecimiento
total de los brotes. Número de brotes de la
temporada: Los
resultados obtenidos arrojaron diferencias significativas entre algunos
tratamientos, pues los tratamientos 6 y 9 lograron los mayores niveles para este
parámetro, significativamente, en comparación a los tratamientos 5 y 10, pero,
de similar forma que el caso anterior, al comparar todos los tratamientos con el
testigo no se observó diferencia significativa, por lo que es posible asumir
que la fertilización no afectó, claramente, el número de brotes de la
temporada. Longitud promedio de los
brotes de la temporada:
No se observó diferencias significativas entre los tratamientos.
Los resultados obtenidos con relación a los parámetros de crecimiento
vegetativo de la rosa mosqueta, difieren con lo obtenido en ensayos para rosas
de corte, efectuados por Benedetto et al.
(1995), demostrando que aplicaciones de N, P y K, aumentaron la longitud de los
tallos. Por otro lado, tampoco concuerda con Pertusier et
al. (1996), que en ensayos realizados, también en rosas de corte, los
niveles más altos de N lograron una mayor ramificación y tallos más largos.
Siempre se ha dicho que el nitrógeno es el elemento que más interviene
en el desarrollo vegetativo de los frutales, de hecho Sudzuki (1992), recomienda
no aplicarlo en forma exagerada en frambuesa para no favorecer tanto el
desarrollo vegetativo, en desmedro de la fructificación. Sin embargo, los
resultados obtenidos, en esta investigación, indican que no todos los frutales
responden de igual forma, lo que va en relación con las condiciones en que se
esté desarrollando el cultivo y las características propias de cada especie.
Con respecto a esto último, se debe considerar que al comparar estos resultados
con los obtenidos para rosas de corte y frambuesa, la situación es distinta ya
que estamos hablando de especies mejoradas que se cultivan bajo condiciones
ideales, en cambio, la rosa mosqueta es una planta silvestre y por sobretodo muy
rústica lo que la hace ser muy poco exigente en términos de manejo y
requerimientos, de hecho una de sus características principales es la capacidad
de crecer espontáneamente en suelos degradados y extremadamente pobres, según Sudzuki
(1992).
Una
alternativa válida sería probar con otras fuentes de fertilización como las
orgánicas, considerando lo afirmado por Sudzuki (1992) con relación a que la
rosa mosqueta responde mejor al guano, reforzado cada 2 años con P y K, y a la
importancia que le da a la materia orgánica del suelo.
En el cuadro 4, aparecen los resultados obtenidos para
los parámetros de rendimiento: Peso de los frutos por planta: No
hubo diferencias significativas entre tratamientos. Se observó una gran
variabilidad en los datos lo que implica una muy baja homogeneidad en la
plantación. Número de frutos por planta: Los resultados obtenidos arrojaron diferencias significativas, pues el tratamiento 1 (testigo) logró el mayor número de frutos por planta y en forma significativa respecto de los tratamientos 3, 5, 2, 8, 7 y 10, ordenados en forma decreciente de acuerdo al número de frutos obtenidos. El tratamiento 9 tuvo una respuesta significativamente mayor respecto de los tratamientos 2, 8, 7 y 10. El hecho de obtener la mayor producción de frutos con el tratamiento testigo, implica que la fertilización no tiene un efecto positivo sobre la producción de la rosa mosqueta. Tomando en cuenta los resultados obtenidos, la rosa mosqueta no respondió a la fertilización en orden a incrementar su rendimiento, y bajo este punto de vista, dicha práctica no se justifica para estas condiciones. Es válido considerar algunos factores que pudieron influenciar este comportamiento entre los cuales cabe destacar la ausencia de un sistema de riego, que permita una mejor absorción de elementos minerales desde la solución del suelo. Por otro lado, al tratarse de una primera producción de frutos (segundo año post-plantación), de plantas provenientes de semilla, la homogeneidad es muy baja lo que se manifestó en altos coeficientes de variación, lo cual concuerda con Sudzuki (1992), al afirmar que el problema actual de una explotación artificial es la obtención de una población homogénea.
En el cuadro 5, aparecen los resultados obtenidos para los parámetros de
calidad: Diámetro polar de los frutos: Los
datos no arrojaron diferencias significativas. Tampoco se puede hablar de una
tendencia en los resultados, los cuales, además, presentan una alta
variabilidad. Diámetro ecuatorial de los
frutos: No se
observó diferencias significativas entre tratamientos. Al igual que el caso
anterior, es difícil establecer una tendencia en los resultados obtenidos.
También se obtuvo una alta variabilidad. Grosor de pulpa de los frutos: Los
resultados no mostraron diferencias significativas. Rendimiento de cascarilla: Los
datos no arrojaron diferencias significativas entre tratamientos.
En general, la falta de diferencia significativa entre tratamientos, para
los parámetros de calidad, se puede atribuir a que la producción fue muy baja
como para establecer o apreciar diferencias claras. De hecho Sudzuki (1992),
estima una producción de 800 a 1 500 g de fruta por planta, el primer año de
producción, lo que está muy por encima de lo obtenido en esta investigación.
En ningún caso hubo diferencias significativas con el testigo, lo que,
nuevamente, demuestra que la fertilización no es una práctica que se
justifique para estas condiciones. Ensayo II. En el
cuadro 6, aparecen los resultados obtenidos para los parámetros de crecimiento
vegetativo: Crecimiento total de los
brotes de la temporada:
según los valores obtenidos, los tratamientos no arrojaron diferencias
significativas, es decir, no afectaron significativamente el crecimiento de la
temporada, además se observó una alta variabilidad (Coeficiente de variación)
en los datos, lo que nuevamente concuerda con Sudzuki (1992), en relación con
lo difícil que es obtener una población homogénea en forma artificial. Número de brotes de la
temporada: Los
valores obtenidos no muestran diferencias significativas entre los tratamientos,
es decir, no mostraron diferencias con relación a qué tan exuberante fue el
crecimiento de las plantas, en la temporada. Longitud promedio de los
brotes de la temporada:
Al igual que los parámetros anteriores, no hubo diferencias significativas
entre los tratamientos. Lo
anterior difiere con Pertusier et al.
(1996), al observar la respuesta, a la fertilización nitrogenada, en rosas de
corte, con relación a la mayor longitud de los retoños obtenida al aumentar
los niveles de N. Sin embargo, esto es válido solamente a modo de comparación
ya que las condiciones para este ensayo son distintas, partiendo de la base que
la rosa mosqueta no es una especie mejorada como la rosa de corte, la cual difícilmente
podría desarrollarse productivamente en las condiciones a las que puede
adaptarse la rosa mosqueta, como por ejemplo suelos pobres y de secano.
En el cuadro 7, aparecen los resultados obtenidos para los parámetros de
rendimiento: Peso de los frutos por planta: En
este caso se observó una diferencia significativa entre el tratamiento 4 y los
restantes, es decir, el mayor rendimiento de fruto se obtuvo con una dosis de N
de 18 g por planta. Los restantes tratamientos no mostraron diferencias
significativas entre sí. Número de frutos por planta: No
hubo diferencias significativas entre los tratamientos. Sin embargo,
considerando lo expuesto en el punto anterior, el tratamiento 4 logró presentar
el mayor número de frutos.
En general, queda claro que la dosis de 18 g de N por planta (tratamiento
4) fue la que mostró una mejor respuesta con relación al rendimiento de frutos
de la rosa mosqueta, basándose en los datos obtenidos y condiciones descritas.
Sin embargo, a pesar de esta respuesta, la variabilidad fue muy alta y el nivel
de producción sigue siendo muy bajo por lo que la fertilización no se
justifica plenamente. De hecho la mayor producción obtenida con el tratamiento
4 es extremadamente inferior a los 800 a 1 500 g por planta estimados por
Sudzuki (1992) para una primera producción.
En el cuadro 8, aparecen los resultados obtenidos para los parámetros de
calidad: Diámetro polar de los frutos: Los
tratamientos no arrojaron diferencias significativas, y la variabilidad fue
menor en comparación a otros parámetros. Diámetro ecuatorial de los
frutos: Los
tratamientos no arrojaron diferencias significativas en relación con éste parámetro. Grosor de pulpa de los frutos: No se
registraron diferencias significativas entre los tratamientos. Contenido de ácido ascórbico: No se
observó diferencias significativas entre los tratamientos. No obstante lo
anterior, Vogel (1996) afirma que, en algunos casos, la fertilización puede
producir efectos directos sobre el contenido de “principios activos”
(compuestos químicos producidos por la planta con efectos sobre la salud y
bienestar del ser humano o de animales) en las plantas. La falta de diferencia
significativa entre los tratamientos se podría atribuir a la poca homogeneidad
en el color (madurez) de los frutos, que a su vez, puede ser producto de la gran
variabilidad en la plantación. Rendimiento de cascarilla: No se
observó diferencias significativas entre los tratamientos y la variabilidad no
fue tan excesiva entre ellos.
En general, por tratarse de una primera producción de frutos, el
rendimiento fue muy bajo, motivo por el cual es difícil establecer o apreciar
diferencias claras con relación a éstos parámetros en el corto plazo.
En términos generales, ambos ensayos presentaron una alta variabilidad y
una muy baja respuesta a la fertilización en términos de los tratamientos
empleados. Esta baja respuesta se puede atribuir principalmente al hecho que se
trata de una plantación muy joven, en primera producción, que aún no expresa
todo su potencial de crecimiento y producción, que mostró una escasa
homogeneidad, lo cual se vio reflejado en altos coeficientes de variación, y más
aún, tratándose de plantas provenientes de semilla, lo que implica una alta
diversidad genética. Los resultados concuerdan con Sudzuki (1992) en relación
con lo difícil que es obtener una población homogénea en forma artificial,
pero, difieren en el sentido de que las plantas responden a aplicaciones de NPK,
ya que ésta investigación, al menos en secano, demuestra lo contrario. También
cabe destacar la ausencia de un sistema de riego que hubiese permitido un mejor
desarrollo de las plantas y una mayor absorción de nutrientes desde la solución
del suelo, pero, la idea es justificar la presencia de la rosa mosqueta como una
alternativa de producción para zonas de secano, tal como lo afirman Berti y
Joublan (1997). Tal vez, serían apropiadas prácticas como la remoción de
yemas florales los dos primeros años, algo similar a lo recomendado por
Mainland (1994), para establecimiento de arándanos, en razón de lograr un
mejor vigor y desarrollo. Además podría mejorar la homogeneidad,
principalmente en la producción de frutos debido al mayor desarrollo que
presentarían las plantas. Además, coincidiendo con lo expresado por Acevedo
(1997), es necesario definir un buen sistema de propagación, a fin de lograr
poblaciones más homogéneas que permitan establecer resultados que faciliten la
transferencia de información y sirvan de orientación para un buen manejo del
cultivo en forma artificial. CONCLUSIONES Considerando el objetivo de esta investigación, los parámetros evaluados, los resultados obtenidos en los ensayos realizados y las condiciones descritas, se pueden asumir las siguientes conclusiones: -
La fertilización no afecta el crecimiento vegetativo y la calidad de los
frutos, en la primera temporada productiva de la rosa mosqueta, en secano. -
La rosa mosqueta no responde claramente a la fertilización como para justificar
dicha práctica en la primera temporada de producción, bajo condiciones de
secano. LITERATURA CITADA 1.
Acevedo, R. 1997. Determinación de
un Método para Interrumpir
Dormancia en Aquenios de Rosa
Mosqueta (Rosa rubiginosa L.). Tesis
Ing. Agr. Universidad de Concepción, Chillán, Chile. 2.
AOAC, 1969.
Ascorbic acid official method. p. 838. In: Official methods of analysis
of AOAC. 3.
Benedetto, A.H., G. Rossi, C. Boshi and
A.H. Di Benedetto. 1995. Fertilizer practices for cut roses.
Horticultura-Argentina. 14: 36, 46-53. 4. Berti, M. y J. Joublan. 1997. Rosa Mosqueta: Una nueva Alternativa Agrícola para Zonas de Secano. Agroanálisis. Agosto : 29-33. 5. Mainland, C. 1994. Manejo del Arándano. p. 115-127. En: Universidad de Concepción (ed.). Seminario Internacional: Producción de Frambuesa y Arándano en Chile. Universidad de Concepción. Facultad de Agronomía, Chillán, Chile. 6.
Medel, S. 1979. Prospección de arbustos frutales en el sur de Chile. Agro Sur.
7(2): 94-97. 7.
Pertusier, N., A. Champeroux, A. Jaffrin, A. Morisot and P. Ricci. 1996. Action
of 3 different nitrate levels of fertirrigation on the ramification of rose
plants grown soilless in greenhouse. Second international symposium on roses,
Antibes, France. Acta-Horticulturae. 424, 343-345. 8.
Rouhani, Y., M. Khosh-Khui
and A. Bassiri. 1976.
Changes in ascorbic
acid content of developing rose hips. J. Hort. Sci. 51 : 375-378. 9.
SQM. 1985. Agenda del salitre. Sociedad Química y Minera de Chile S.A.
Santiago, Chile. 10. Steel, R., J. Torrie. 1980. Principles and Procedures of Statistics: A Biometrical Approach. 11. Sudzuki, F. 1992. Cultivo de frutales menores. Editorial Universitaria. Santiago, Chile. 12.
Vogel, H. 1996. Efectos Ambientales
y de Manejo sobre la Calidad en
Especies Medicinales y Aromáticas. P. 7-20. En: H. Vogel (ed.) Seminario,
Cultivo y Exportación de Plantas
Medicinales y Aromáticas. Situación y perspectivas para Chile. Universidad de
Talca, Talca, Chile. 13.
Voullieme S. y L. Hiriart. 1978. Aquenio de Rosa Mosqueta (Rosa eglanteria L.):
Alternativas a nivel pecuario. 1. Características Morfológicas, Composición
Química y Valor Energético. Agro Sur 6(1): 30-32.
CUADRO
1.
Tratamientos empleados para ensayo I de fertilización en rosa mosqueta,
temporada 97/98.
CUADRO
2. Tratamientos
empleados para ensayo II de fertilización en rosa mosqueta, temporada 97/98.
CUADRO
3.
Valores
promedio de parámetros de crecimiento vegetativo, obtenidos para Ensayo I de
fertilización en rosa mosqueta, según tratamiento.
Tratamientos con igual letra no presentan diferencia significativa. Test de diferencias mínimas significativas (P>0,05). (C.V.= Coeficiente de Variación.) CUADRO
4. Valores
promedio de parámetros de rendimiento, obtenidos para ensayo I de fertilización
en rosa mosqueta, según tratamiento.
Tratamientos con igual letra no presentan diferencia significativa. Test de Diferencias mínimas significativas (P>0,05). (C.V.= Coeficiente de Variación.)
Tratamientos con igual letra no presentan diferencia significativa. Test de Diferencias mínimas significativas (P>0,05). (C.V.= Coeficiente de Variación.) CUADRO
6.
Valores promedio de parámetros de crecimiento vegetativo, obtenidos para Ensayo
II de fertilización en rosa mosqueta, según tratamiento.
Tratamientos con igual letra no presentan diferencia significativa. Test de Diferencias mínimas significativas (P>0,05). (C.V.= Coeficiente de Variación.) CUADRO
7. Valores
promedio de parámetros de rendimiento, obtenidos para ensayo II de fertilización
en rosa mosqueta, según tratamiento.
Tratamientos con igual letra no presentan diferencia significativa. Test de Diferencias mínimas significativas (P>0,05). (C.V.= Coeficiente de Variación.) CUADRO
8. Valores
promedio de parámetros de calidad, obtenidos para ensayo II de fertilización
en rosa mosqueta, según tratamiento.
Tratamientos con igual letra no presentan diferencia significativa. Test de Diferencias mínimas significativas (P>0,05). (C.V.= Coeficiente de Variación.)
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